Estas tres ciudades las hicimos un poco de pasada porque nos cogió una ola de calor de agüita, lo menos que vimos durante el día fueron 38 ºC en los relojes y lo más 45 ºC.
Eso hizo que durmiésemos siempre bajo techo y con aire acondicionado porque no estaba la historia como para dormir en la furgoneta.
Para Sevilla y Córdoba volvimos a usar Booking.com y nos quedamos en hostales bastante céntricos y bien económicos para su situación y la fecha que era.
En Sevilla el elegido fue el Hostal Monet en la misma Plaza Nueva de Sevilla con parking al ladito para no tener que estar preocupándonos de la furgoneta que iba cargada hasta los topes y en medio de una zona prácticamente peatonal con lo cuál era muy cómodo para salir a pasear.
El único problema de salir a pasear fue hacerlo a primera hora de la tarde así que imaginen ¡Ozú qué caló! Ni fotos sacamos, salvo la típica guirufada intentado buscar algo de fresca a la orilla del Guadalquivir:
Por la noche salimos a pisquear un algo por los bares alrededor de la plaza pero no alargamos mucho la noche ya que decidimos seguir la ruta hacia Córdoba a ver si mejoraba un poco la temperatura.
Camino a Córdoba reservamos una noche en el Hotel Mezquita que como su nombre indica esta pegado a la misma Mezquita de Córdoba. La temperatura no mejoró nada pero a nuestro favor jugaron dos cosas, la propia Mezquita que dentro se esta la mar de fresquito aparte de lo chula que es, y la disposición de las calles del centro histórico de Córdoba, es todo tan estrecho que muchas de ellas estaban completamente a la sombra con lo cuál fue mucho más agradable moverse. Córdoba es muy bonito, muy recomendable pasar una o dos noches para verlo con calma y degustar su gastronomía.
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Mezquita de Córdoba |
Al día siguiente pusimos rumbo a Granada, pero como viajamos sin prisas fuimos por carreteras secundarias pasando por Baena. Tierra de olivos y excelente aceite del que por supuesto aprovechamos para comprar unos cuantos litros, el elegido fue Duque de Baena de la Cooperativa Olivera Germán Baena. El aceite era excelente, aunque muy mal creo lo debe hacer uno para elegir un mal aceite en estas tierras.
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Reponiendo líquidos y energía en Baena |
Una vez instalados en Granada nos dedicamos a hacer lo típico que se hace allí (mis padres han estado varias veces) que es pasear por el Albaicín, zona catedral y Puerta Elvira y salir de tapeo. La Alhambra solo la vimos por fuera y lo más destacable, por lo fresquito que se estaba ya que seguíamos con la ola de calor persiguiéndonos, fue la visita al Cañon de los Cahorros, muy cerquita de Monachil y dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada. Zona de escalada por donde corre el agua y uno puede pasar una tarde de lujo dándose unos baños y huyendo del calor.
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Puente colgante de Los Cahorros |
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Refrescándonos en los saltos de agua. |
En Granada estuvimos dos noches con sus respectivos días alojados en casa de un buen amigo de la familia, un artista canario que lleva varios años afincado en la ciudad y que tiene proyectos muy interesantes, Rafael García Artiles (Rafita para los amigos), pueden seguir su obra en Pájaros Sobre la Cabeza o visitarle directamente en la tienda que actualmente regenta en el Albaicín llamada El Peso de la Harina. Si llegan hasta allí pueden pedirse una cerveza y le dicen que se la anote a Magec que ya se la pagaré cuando empiece a generar ingresos jeje y ya de paso pueden comprarle alguna lamina, publicación o lo que les apetezca.
Partimos rumbo a Almería ….
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