Las playas del oeste de Fuerteventura
Dentro del archipiélago, si tenemos que elegir una de las islas donde escapar para disfrutar de un merecido descanso, esta sería sin duda la Isla de Fuerteventura, y es lo que solemos hacer cada vez que se presenta un puente o un fin de semana largo, si no volamos fuera del archipiélago, hacemos una furgoescapada a Fuerteventura.
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Cuando uno oye la palabra Fuerteventura, lo más normal es que se le venga a la cabeza las imágenes de las kilométricas playas de la costa este o las vírgenes calas de la Punta de Jandía en el sur o la increíble arena blanca del paisaje dunar de Corralejo y la playa de “Los Lagos” en el Cotillo, ambas en el norte de la Isla.
Pero las rutas del interior de Fuerteventura y su costa oeste rara vez las tenemos presentes y, en este post, su costa oeste es la que os vamos a descubrir, relatando uno de nuestros viajes.
Como siempre que vamos a hacer una furgoescapada por el archipiélago, la compañía marítima elegida de las dos que tenemos para movernos fue Naviera Armas. El motivo, aparte de que los barcos son más estables y se mueven menos, para la formación de precios tienen en cuenta la longitud del vehículo y no su clasificación en ficha técnica y como nuestra furgoneta es corta paga como un turismo, en cambio con la otra compañía disponible pagaría como una autocaravana y no es plan de estar regalando el dinero así por la cara.
Salimos en el barco del viernes a última hora para hacer noche a bordo y amanecer a primerísima hora de la mañana en Puerto del Rosario. Después de desayunar en una cafetería de la ciudad pusimos rumbo directo al oeste, a Ajuy.
El pueblito de pescadores de Ajuy, caserío perteneciente al municipio de Pájara, iba a ser nuestro campo base y donde teníamos previsto pasar la primera noche y parte del día siguiente. En la zona teníamos marcadas tres playas a visitar, la propia de Ajuy, la playa de La Solapa y la playa de Garcey.
Playa de La Solapa
La primera playa que visitamos. Para llegar hasta ella hay que coger un desvío a la derecha a unos tres kilómetros de Pájara y que nos mete en una pista de tierra, que tras 4,5 kilómetros nos deja a pie de playa.
Es una playa poco frecuentada y que consta con un importante oleaje, como por lo general la gran mayoría de las playas de la costa oeste. El baño se ha de realizar extremando la precaución, ya que aparte del oleaje hay importantes corrientes, tan fuertes que si uno pierde pie con la arena rápidamente siente como le arrastran mar adentro.
En el extremo sur de la playa, solo accesible con marea baja, podemos encontrar grandes bloques de piedra arrancados directamente del acantilado que nos permite hacernos una idea de la fuerza del océano en esta zona de la costa y una cueva a la cual podremos acceder y hacer una pequeña exploración.
Después de almorzar nos dirigimos a la siguiente playa.
Playa de Garcey
Si en La Solapa podíamos encontrar bloques de piedra como testigos de la incontrolable fuerza del océano, en esta playa nos encontramos con los restos de un naufragio, o de lo poco que queda de él.
En 1995 el barco American Star, que estaba siendo remolcado a Phuket para convertirse en un hotel flotante, fue sorprendido por una tormenta y acabó encallado en la costa de Fuerteventura.
En apenas 48 horas la fuerza del mar había ya arrancado la popa del barco, y tras ser desvalijado durante meses a pesar de la vigilancia costera, a finales de ese mismo año acabó resquebrajándose por completo y en apenas un año más el barco había desaparecido por completo; quedando a día de hoy tan solo una pequeña porción de la proa visible cuando baja la marea.
El acceso a la playa de Garcey se realiza por la misma pista de tierra que da acceso a la playa de La Solapa. Desde que dejamos la carretera principal son unos 7,5 Km, tres más que a La Solapa.
Al igual que la anterior playa es poco frecuentada y nos permite desconectar por completo del mundanal ruido. Con una importante presencia de callaos con marea alta y en marea baja con un buen espacio de fina arena entre los callaos y la orilla. En el lado norte de la playa hay una cueva o más bien un agujero que atraviesa un saliente y conecta por el otro lado con la marea, y que si bien nos podemos asomar; es mejor no aventurarse a entrar en él ya que el oleaje nos puede dar una nada agradable sorpresa. También en este lado de la playa y gracias a la protección de unos bloques de piedra con marea baja se forman un par de charcos que podemos aprovechar para bañarnos sin preocuparnos excesivamente por el oleaje.
No obstante, más que la propia playa de Garcey, donde más disfrutamos fue en su continuación hacia el sur y a la cual no se puede acceder por la playa, ya que hay un entrante de roca que impide el paso. Así que cogimos el coche y nos acercamos a esa prolongación, que se encuentra a penas a 500 metros y que es la desembocadura de un barranco. Increíble arenal con marea baja donde poder “dejarse” llevar por las olas haciendo la croqueta. Pasamos un gran rato muy divertido y lleno de risas.
Playa de Ajuy
Finalizada la larga jornada de playa nos dirigimos de nuevo a Ajuy donde la intención era cenar y pasar allí la noche para por la mañana visitar unas cuevas que hay en la zona y disfrutar de un rato de playa. Pero, ohhh ¡¡sorpresa!! en Ajuy todos los restaurantes estaban cerrados, un sábado por la noche y siendo fin de semana con puente.
Está claro que Ajuy no es una zona turística pero nos decepcionó un poco no poder cenar allí y probar algún pescado fresco siendo puerto de pescadores. Para la próxima ya sabemos que si queremos comer en Ajuy hay que pasarse a la hora del almuerzo y no a la de la cena. Cena que solucionamos en Pájara que esta a escasos kilómetros y donde también disfrutamos de ricos platos.
La mañana del día siguiente amaneció lluviosa y nos fastidió la visita a la zona de Las Cuevas de Ajuy ya que tuvimos que dar la vuelta y nos quedamos con las ganas. Hay que destacar que esa zona en concreto de Ajuy esta declarada Monumento Natural y que en ella se hallan los materiales geológicos más antiguos del archipiélago canario así como restos de fósiles marinos, dunas petrificadas y sedimentos oceánicos fácilmente observables en superficie.
Pero como hay mal que por bien no venga la visita que hicimos fue al Barranco de Las Peñitas. Una zona a la que yo personalmente le tenia muchas ganas porque es una de las pocas zonas de escalada de Fuerteventura.
La visita mereció mucho la pena, un caos de bloques que a nivel paisajístico le dan al entorno un aspecto espectacular, igual se me nota mucho que soy un enamorado de las piedras jeje.
El barranco también tiene un importante valor natural ya que en él encontramos el palmeral más antiguo de Canarias del que se tiene referencia escrita en todo el archipiélago, ya aparecía en los escritos sobre el desembarco de Jean de Bethencourt en 1402, y es donde se halla el origen genético del resto de palmerales de las Islas Canarias.
También tiene un importante valor cultural. Encontramos en el barranco la Ermita de la Virgen de La Peña, patrona de Fuerteventura, que se levanta donde supuestamente apareció la Virgen. En el lugar se celebra todos los años una de las romerías más antiguas de Canarias.
Finalizada la visita nos dirigimos a la población de La Pared haciendo un alto en el camino en el Mirador Astronómico de Sicasumbre. Un curioso lugar con varios paneles informativos e instrumentos de observación astronómica de libre uso para los visitantes.
La parada en este lugar además nos permitirá observar unas estupendas vistas panorámicas al Parque Natural de la Montaña del Cardón y la Península de Jandía.
Lo ideal para aquellos visitantes que tengan un especial interés en la astronomía es hacer coincidir la visita con la puesta de sol para esperar que caiga la noche y poder hacer uso de los diferentes aparatos de observación con los que consta el mirador.


Playa de La Pared
Llegamos al pueblo de La Pared con marea alta lo que hacía totalmente desaconsejable acercarse a las playas. Siguiendo con la tónica de todo esta zona del litoral las olas son considerables y se comen prácticamente toda las playas, añádanle que La Pared además es un spot de surf así que las olas aquí son importantes.
Tiempo para almorzar pues, en lo que hasta ahora es seguramente el mejor restaurante para ir a almorzar con niños que hemos visitado en el archipiélago, Restaurante la Bahía. Con piscina que más que piscina parece un parque acuático para uso de los clientes. Genial poder estar almorzando o haciendo la sobremesa mientras los peques se bañan en la piscina. Y además la comida esta rica y para donde esta el precio no es para nada excesivo.
Ya con la caída de la tarde y la marea baja pudimos disfrutar de la playa aunque realmente no nos quedamos en la playa de La Pared propiamente dicho si no en la misma playa que hay bajo el restaurante.

Esa noche la pasamos al ladito de la playa ya que se puede llegar con la furgoneta casi hasta la misma. Nos volvimos a levantar con algo de lluvia y como solo nos quedaba esa mañana en la isla ya que a primera hora de la tarde teníamos que coger el barco de regreso a Gran Canaria nos cambiamos de costa y nos fuimos a las playas del este para disfrutar de un último y relajante baño.
También la costa oeste tenemos una de las playas más espectaculares y salvajes de todo el archipiélago, tan especial que su visita bien puede merecerse más de un día (nosotros le dedicamos cuatro) y que, por supuesto, merece un capítulo aparte que puede leer en el siguiente enlace: Playa de Cofete.
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Adoramos Fuerteventura; no lo podemos evitar y esta parte de la costa es una de las mejores sorpresas de la isla. Hay un par de calitas espectaculares que siempre visitamos.
Sin lugar a dudas, lo de la costa oeste es especial.