Índice del artículo
Casi sin darnos cuenta hemos asumido que sí, que no lo podemos evitar, ni queremos… somos adictos a los viajes.
Cortos, largos, lejos, cerca, de aventura, de relax, de visita a la familia… se han ido instaurado en nuestra vida, sin hacer ruido, y ya dominan una parte importante de nosotros. Si seguimos así no sé cómo va a terminar esto.
Y llega… llega otra vez ese momento, ese chollazo que nos permite volar, o navegar… asamblea familiar, decisión tomada y da comienzo el “baile”. Este sí, fechas cuadradas con lo laboral y…
“El Viaje” empieza.
Sin una ruta sería muy fácil olvidar que existe el tiempo ¿existe?… y despistarnos con la vuelta.
¿Una fiestita con amigos de nos vemos, disfruten a tope, saquen muchas fotos cabr..?
¿Una comida con la familia de llamen cuando lleguen, cuidado con el niño, hínchense a comer por si en ese sitio no encuentran comida en un mes
Pues sí a las dos preguntas, por no quitarles la ilusión más que nada.
Y las papilas gustativas se preparan al primer olor a comida, pobrecillas casi siempre son las últimas en las que pensamos al llegar, y no por falta de ganas… pero saben que su momento está a punto de llegar y que habrá valido la pena la espera, mmmmm, salibean; el resto de sentidos las animan, se agolpan todos con ellas.
Y por fin con el estómago lleno disfrutamos de la transformación completa, que también será constante durante este periodo limitado, en que seremos todos una familia de niños disfrutando, aprendiendo, probando, conociendo y sin envejecer ni un sólo día.
Lo has descrito perfectamente. Es la transformación que sufrimos cuando llega el viaje. Hay gente que jamás logrará entenderlo, quizás porque no le pasa o quizás porque no lo ha probado, pero los adictos a esa mezcla de emoción, incertidumbre y ansia viva no podemos vivir mucho tiempo sin recibir nuestra dosis.
Gracias! No sé si tods lo sufren igual pero,para nosotros es como cuando arranca la montaña rusa,ya no hay escapatoria,sólo queda disfrutar el viaje!
Ay! No sabía si en vez de leer yo el post, estabas tu leyendóme a mi la mente, he tenido durante toda la lectura la boca del estómago encogida, mismas sensaciones! Mejor no se puede describir! Muy buen post! Me encantan los que describen sensaciones y vivencias.A mi en el trabajo me dan por imposible.Vuelvo de viaje y creo que es tanta la energía que gasto en un viaje, que siempre acabo a la vuelta estando mala, y con el cerebro a 1000r.p.h asimilando lo vivido,recordando momentos,añorando esa sensación plena de felicidad y a la vez soñando con el próximo destino. Es un bucle, la pescadilla que se muerde la cola, una medicina para la cura de la sed viajera…un abrazo familia!!! Enhorabuena por este "chapeau-post"
Hola Irene!!! Nos encanta que te guste (por lo menos a mi).
Tania cuando se pone transmite sensaciones mucho mejor que yo. Esperamos verla más a menudo por aquí.
Esto de los viajes es como una fiesta continua. Tiene uno siempre un pequeño bajón al regreso pero entre asimilar el viaje, el aparecer un nuevo destino (aunque sea miniescapada), toda la operación presalida y el propio disfrute del viaje al final la música nunca deja de sonar y nosotros de bailar a su ritmo.
Nos encanta esta fiesta jejee
Un abrazo grande y a seguir disfrutando.