Viajar en familia con niños pequeños puede suponer todo un reto. Miedos e incertidumbres nos acechan antes de emprender un gran viaje en familia, que no tiene porque ser lejano. Todos hemos vivido ese momento y todos hemos tenido que organizarnos para sobrellevarlo y superarlo ante la sed de seguir explorando y descubriendo nuevo destinos.
Tabla de contenidos
Podría contaros aquí algunas de nuestras experiencias y como nos hemos enfrentado a esas dudas y momentos de ansiedad ante un viaje que se presenta incierto, pero para esta ocasión he querido rodearme de lo mejorcito de la blogosfera española, todos ellos expertos en viajes y viajes en familia, para que nos cuenten como han sobrellevado esos momentos de incertidumbre, os sirvan como “pequeño empujón” para dar ese salto y atreverse con esos grandes viajes en familia que seguro alguno de vosotros ya está soñando.
Antes de meternos en faena quiero aprovechar estas líneas para agradecer a todos los bloggers que se han prestado a contarnos sus experiencias, porque aquí hay mucho jugo que extraer para próximas aventuras viajeras en familia.
Algo que recordar: 2 años viajando por el Mundo en familia.
Probablemente, dos de los destinos a los que le teníamos más respeto antes de ir en familia, eran Sudáfrica, Colombia y Brasil. Como siempre, influía la poca o ninguna información real que teníamos sobre dichos lugares y sí, los miedos colectivos que existen sobre los mismos. Al final, tal y como viene siendo habitual desde que nos dedicamos a esto de viajar a tiempo completo, no fue para tanto. O mejor dicho, sí, sí que lo fue.
En Sudáfrica nos dimos de frente con un estado de libertad que no habíamos tenido antes. Animales, grandes extensiones solo para nosotros y paisajes más que interesantes. En Colombia, la gente nos conquistó por dentro. Hasta nos sentimos mal por habernos llevado tantos prejuicios con nosotros en la mochila de los que no volvió ninguno. De Brasil, aunque nos faltó mucho por ver, sí que nos llevamos una buena dosis de alegría de vivir y otra nueva cura de humildad en forma de “no hagas tanto caso de lo que te dicen en las noticias”.
En ningún sitio tuvimos el más mínimo problema. En ningún momento sentimos miedo o tensión. En ningún segundo nos arrepentimos de haber ido. Es más, siempre sentimos que nos quedó mucho por ver y que nos hubiera gustado estar más tiempo. Una vez más, eres tú quien tiene que recorrer tu camino. Que nadie te diga hasta dónde puedes ir o cómo.

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El viaje de Sofi: 6 países, 2 continentes, 3 meses de viaje
Estados Unidos era un reto que se nos resistía. Por un lado estaba mi miedo a volar (Miguel dixit). Hasta hace unos años ni siquiera valoraba la posibilidad de un vuelo de más de tres horas. Uno transoceánico no entraba en mis planes. Exteriorizar lo que suponía ese miedo y desdramatizarlo -en varias presentaciones y entrevistas- me sirvió para afrontar el problema y lograr reducir esa fobia.
Pero no solo deseábamos ir a USA y Canadá, también queríamos que el tiempo no fuese una limitación. Por ese motivo, Mónica diseñó el #SummerofSofi’18; 3 meses en 2 continentes por 6 países.
Fue una apuesta arriesgada. En 2018 decidimos jugárnosla todo al blog. Salió bien, pero las dudas nos acompañaron durante muchos meses. Y por si no era suficiente arriesgado, después de tres años hablándolo, nos decidimos a viajar todo el verano aprovechando las vacaciones escolares de Julieta. Sobre el papel todo eran problema. El presupuesto económico lo hacía inviable. Pero trabajamos duro y lo conseguimos hacer realidad. Al final, como ocurre siempre en la vida: se trata de ponerte a andar, tus pies, de una forma o otra te acabarán llevando al lugar que deseas.

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Esto no es lo que pareze: A Isla Mauricio con un bebé
Cuando tienes un bebé afloran todos tus miedos, se multiplican por 1000 los que ya eran tuyos y nacen unos nuevos que ni siquiera pensabas que podías tener.
A pesar de eso, intentamos que nuestros miedos no nos creen barreras a la hora de viajar, pero también queremos hacerlo con todas las seguridades para nuestro bebé. Muchos pensarán que somos unos drama queens pero sí es cierto que hay destinos a los que no la queremos llevar. No son muchos, pero son como las meigas: habelas, hainas.
El caso es que el pasado invierno teníamos pensado viajar a Lofoten, ‘a la caza de la aurora’ y dijimos uy, igual es muy pequeña para tanto frío. Venga, pues esperamos un poco. ¿Dónde vamos? Venga a isla Mauricio. ¿Por qué? Por el sol, África, playa y por ser un país al que podía viajar un bebé con las vacunas que se le pueden poner a un bebé de 14 meses.
Aún así, cuando cogimos los billetes lo vimos un poco complicado todo pero dijimos: venga va, si va a sobrevivir a 2.000 kilómetros en coche este verano, podrá con dos aviones de 18 horas. Si se come el brócoli sin sal, también podrá con la comida hindú. Pero en el fondo teníamos un nudo en el estómago. Sería su primer viaje ‘largo’ y había algo que nos daba pavor: ‘lo mal que hablaban de la seguridad en las carreteras’.
Es algo que intento cuidar mucho, silla a contra marcha, ir despacio, hacer paradas… Y en Mauricio se complicaba la cosa porque fallaba el estado de las carreteras y los conductores según las experiencias de otro. Pues bien, a pesar de los problemas con tener una silla de bebé adecuada (finalmente lo conseguimos) no nos pareció que las carreteras estuviesen en mal estado, ni siquiera que condujesen mal o que hubiese demasiado tráfico. ¡Fue un verdadero paseo!
¿El resto? El avión fenomenal, la comida hindú se ha convertido en su preferida (venga a comer samosas…), la playa LE FLIPA y aprendió un montón de cosas y palabras nuevas. Y sobre todo, estaba FELIZ y riendo 24×7.
Sin duda, una experiencia para repetir. Tanto es así que ya tenemos dos destinos ‘lejanos este año’… ¡Una verdadera maravilla el cambio a viajar en familia!

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Ligrones en ruta: En busca de las mariposas
Sinceramente nunca hemos tenido la sensación de dejar de hacer cosas por tener niños, más bien nosotros hemos tomado un enfoque que nos sale de manera natural de hacer planes en los que todos nos sintamos cómodos, pero vamos, como cualquier persona debería hacer por su propia salud y la de las relaciones familiares.
Cuando se nos ocurren planes factibles para nosotros cuatro, pero vemos que a nuestro alrededor surgen comentarios, son los que nos hacen ver que no son planes que la mayoría se plantee con niños, es cuando reflexionamos y nos damos cuenta de que lo que cambia es nuestra manera de enfocar las situaciones. En vez de un “no podemos” decimos “¿cómo podríamos hacerlo?”, simplemente hacerte esta pregunta te abre un mundo de posibilidades a cualquier propuesta, siempre que te sientas cómodo. ¡Pero no tan cómodo! ja,ja Un poquito de miedo, de nervios, de expectación…. Ahí está la sal de la vida, ahí estás un pasito fuera de tu zona de confort, y en esa zona es donde se experimentan cosas nuevas, donde se aprende y donde están las mariposas, como no paramos de decir los Ligrones, je, je, je.
Pero bueno, me pongo en situación, y si obviamos la parte en la que decidimos vender nuestras cosas, dejar nuestra casa de alquiler e irnos a fabricar una nueva vida con una furgoneta como punto de partida, (si es que lo nuestro es de alto nivel de adrenalina, ja, ja, ja), a partir de ahí podría hablaros de algo que sí nos hizo pensar más allá de lo que conocíamos hasta entonces: ¡Preparar un viaje a Tailandia!
“¡¿Tailandia?!” A David no le cuadraba para nada. “pero ¿qué vamos a hacer allí? ¿Y dos meses?”. Nuestro principal motivo, el que nos llevó a elegir Tailandia fue que en Chiang Mai tenía lugar el Project Worldschool Family Summit de Otoño de 2018. Un encuentro en el que se reúnen familias que viven viajando, que viajan a menudo, o viajan en periodos vacacionales o cuando pueden, pero que ven el mundo como escuela, como espacio donde tiene lugar el mayor aprendizaje real y para siempre que podemos adquirir.
Después de algunas conversaciones, sobre inmersión cultural, vivir tiempo en diferentes sitio para conocer la cultura desde dentro etc., todos parecimos estar de acuerdo.
¿Miedos? No. ¿Cómo vamos a hacerlo? Nervios y expectación. Investigamos todo el tema de visados, seguros médicos, moneda y la verdad que poco más. Con dos semanas de antelación tampoco nos dio tiempo a leer sobre otros temas, así que nos fuimos de boca a descubrir, con dos maletas y dos mochilas. Dos adultos, un niño y una niña. ¿Y qué pasó? Pues lo que tenía que pasar. Aprendimos a hacer la compra, a buscar alojamiento, a usar los diferentes medios de transporte, a usar la moneda, a cruzar por aquellas carreteras enormes sin paso de peatones y hasta alquilamos una moto con sidecar que nos dio gran libertad de movimiento cuando estuvimos Mae Hon Son.
Suele preocupar en estos países la comida, que si es muy picante los niños no comen, pero la realidad es que siempre puedes pedir sin picante y cuando es para los niños te la sirven sin picante. Otra cosa es a los adultos que, aunque la pidas no picante, ¡¡siempre pica!! Ja,ja,ja,ja. Además, hay muchos bares y puestos con comida occidental si no te gusta la comida tailandesa, a nosotros nos gustaba. Nos pareció un país muy seguro para recorrer en familia, la gente muy amable, aunque mucha buscando el negocio. Todo el mundo adora a los niños y por su cultura siempre les quieren tocar y sacar fotos. Nos entendíamos en inglés y en señas, porque no todos hablan inglés. Aprendimos a decir Sawat di khrap (¿Cómo estás?) y Khop khun Ká (gracias). Aprendimos a cocinar arroz pegajoso y pasta de curry de todos los colores. También fuimos al médico y a la farmacia y todo fue bien, súper bien. Aprendimos sobre la historia de la deforestación de los bosques del país y de sus elefantes. Nos llevamos contactos en el teléfono y amigos en el corazón.
En resumen, fue una gran aventura y esperamos volver pronto. No encuentro nada que yo dijera “no era para tanto” porque no llevábamos expectativas, íbamos a aprender, a absorber todo lo diferente y a crecer en familia, y eso lo podemos hacer ¡en cualquier parte del mundo! Porque en todos lados hay familias. No lo olvides.
Puedes seguir el GRAN viaje de esta familia a través de su web ligronesenruta.com
Locos x los viajes: Repitiendo Asia, esta vez en familia
Antes de nacer nuestra hija viajamos al Sudeste Asiático. En aquel viaje, estuvimos en Tailandia, Vietnam y Camboya. Desde entonces, teníamos ganas de regresar, pero cuando nació nuestra hija, empezamos a postponer visitar esta zona del planeta que tanto nos gustó. Y lo fuimos dejando por el tema de las vacunas recomendadas y las enfermedades tropicales. Pero finalmente, el verano pasado, cuando nuestra hija tenía 5 años, decidimos que ya no íbamos a retrasar más el viajar al Sudeste Asiático.
En Vacunación Internacional nos recomendaron para ella la de la Hepatitis A y la de fiebres tifoideas, que al ser menor de 6 años, debía ser pinchada. Eran solo recomendaciones, pero preferimos vacunarla para evitar cualquier problema. Al final, el tema de las vacunas que tanto nos preocupaba no fue tan terrible, pues la peque no tuvo ni una sola reacción. Y en cuanto a enfermedades tropicales como el dengue y la malaria, pues tampoco tuvimos ni un solo problema siguiendo las recomendaciones de Vacunación Internacional.
La verdad es que ni una sola picadura. Además, tampoco vimos apenas mosquitos. La verdad es que fue todo tan bien que ahora nos preguntamos ¿cómo fue posible que tuviéramos tanto miedo a ir con la niña al Sudeste Asiático? Supongo que eran miedos de padres.
Puedes obtener más información sobre sus viajes en familia visitando la web locosxlosviajes.com
Lonifasiko: Roadtrip por Albania, el país más desconocido de los balcanes
Albania es un país que nos había llamado la atención desde hace años. Como enamorados que somos de los Balcanes, el país de las águilas sonaba a misterio y a oportunidad, pero también a incertidumbre y a inseguridad, más cuando viajas con niños a un país tan hermético y desconocido. Viajar a Albania para averiguar el porqué de la connotación negativa que los medios de comunicación han impuesto a este país era todo un reto.
Con las debidas precauciones y ciertos miedos, una ruta en coche de más de dos semanas por Albania, improvisando sobre la marcha, borraron de un plumazo todos los prejuicios y estereotipos que podíamos tener sobre este país balcánico. ¿Estado mejorable de carreteras, infraestructuras y servicios? Sí. Está casi todo por hacer. Pero Albania suple estas carencias de país europeo “de tercera” con poderosas razones que bien merecen un viaje: una naturaleza exuberante, alta montaña y numerosos parques nacionales; las últimas playas vírgenes de la cuenca mediterránea; gente hospitalaria que está deseando abrirse al mundo y hablar, preguntarte de dónde eres y por qué has elegido Albania para tus vacaciones; una gastronomía balcánica llena de influencias y reflejo del cruce de culturas que ha vivido este país dada su ubicación estratégica.
No nos equivocamos al decir que probablemente Albania ha sido nuestro primer gran reto viajero en familia, esos viajes que trascienden de las fronteras consideradas socialmente seguras. Un destino emergente y económico que nos ha tocado la fibra por todos los lugares de interés que tiene, y porque ha servido -una vez más- para confirmar que no hay nada como dejarse llevar y abrir la mente a nuevas experiencias, personas y aventuras.

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Mochileros 2.0: Mochileando en Indonesia
Las familias que viajamos con niños solemos anteponer la seguridad del destino para nuestros pequeños, por encima de las ganas que tengamos de visitar un lugar, antes que viajeros, somos padres.
En nuestro caso, como buenos Asialovers, un destino que teníamos varios años en nuestra agenda viajera era Indonesia, y aunque es un país con zonas muy adaptadas para el viaje familiar, hay otras zonas que no lo son tanto.
Los que nos conocen, saben que no nos conformamos con visitar las zonas más turísticas, y no solemos realizar viajes “especiales” para niños, sino que más bien queremos disfrutar del país al máximo.
En Indonesia, lo que más deseábamos era visitar Borneo, para conocer al Orangután, el segundo mayor primate del mundo. Esta visita implicaba estar casi 3 días recorriendo el corazón de un parque nacional, a través de un río, y montados en un antiguo barco de pesca.
Los peligros eran evidentes, un antiguo barco, una zona de selva donde había cierto riesgo de malaria, más el riesgo de que sucediera algo en las rutas a pie por la selva, o que hubiera cualquier accidente o enfermedad sobrevenida.
Al final a base de leer mucha información, contactar con persona que habían hecho la visitas, y chequear los medios de que disponen los guías para el traslado de personas en caso de accidente o enfermedad, y habiendo visitado nuestro centro de vacunación internacional con el fin de informarnos sobre la afección de la malaria y las vacunas necesarias en esa zona, decidimos que los riesgos eran asumibles, y fue la mejor parte del viaje.
Otra de las visitas en Indonesia que queríamos realizar era la subida al cráter del Volcan Ijen y la visita de su famoso lago ácido. En este caso también leíamos comentarios viajeros que desaconsejaban realizar esta excursión con niños. Primero, por el trekking que se ha de hacer para llegar al cráter, cosa que nuestras hijas hicieron en menor tiempo que muchos de los adultos que adelantamos por el camino.
Y segundo, por las emanaciones de gases sulfurosos que existen junto al lago ácido. En este caso optamos por quedarnos en la boca del cráter, y ver el lago desde esta zona sin descender hasta pie de lago. Podríamos haber comprado mascaras especiales para los gases tóxicos, pero en este caso, consideramos que respirar algo de estos gases tan dañinos no era prudente para los pulmones de nuestras hijas.
Pudimos disfrutar del volcán y la visión del lago, pero si un riesgo para nuestra salud y la de nuestras pequeñas.
A veces, disfrutar del viaje soñado cuando viajas en familia no es sencillo, pero eso no nos va a quitar nuestras ganas de viajar con nuestras mejores compañeras de viaje, nuestra hijas.

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Nosaltres 4 viatgem: Isla Navarino en Chile, más allá del fin del mundo
Cuando Pau planteó aquella tarde que quería ir a Isla Navarino, yo le pregunté: “¿y dónde está eso?”. Lamentablemente mi memoria es poco resistente al paso del tiempo y no recordaba que estaba en Chile, al sur del Canal Beagle. Isla Navarino fue un punto importante en el viaje del Capitán Fitz Roy y Charles R.Darwin en su vuelta al mundo: un viaje de 5 años que cambiaría para siempre la relación del ser humano y la naturaleza.
Parecía imposible llegar hasta allí con nuestros pequeños hijos de 2 y 4 años pero, en nuestro viaje De Tierra de Fuego a las Galápagos, no podíamos dejar de pisar aquella isla. Empezamos a investigar y no era tan complicado.
El viaje empezó con un precioso vuelo desde Santiago de Chile hasta Punta Arenas. Allí empezamos a familiarizarnos con los paisajes del sur del continente americano. El Estrecho de Magallanes, los pingüinos, el Fuerte Bulnes y tantos lugares únicos. Hitos en la biografía de cualquier viajero.
Después tomamos el Ferry Yaghan con el que realizamos una preciosa travesía a través de canales legendarios como el Canal Ballenero y Canal Beagle. Los increíbles paisajes nos fascinaron: glaciares que se descolgaban hasta el mar, los colores del mar y del cielo, aquellas montañas envejecidas por el arrastre de las masas de hielo durante milenios, ballenas y grandes albatros…
Tras 36 horas llegamos a Puerto Williams, el pequeño pueblo y base militar chilena en el que pasamos diez días deliciosos. Al norte veíamos la gran ciudad de Ushuaia. Dicen que Ushuaia es el fin del mundo, pues nosotros habíamos viajado “más allá del fin del mundo”.
Días tranquilos recorriendo bosques de lengas, visitando el Parque Omora, admirando el Canal Beagle, haciendo senderismo hasta el Cerro Bandera… Estamos seguros, no es difícil viajar al fin del mundo, solo hace falta un poco de organización y la mejor compañía.

Toda la información de los viajes de esta intrépida familia en la web nosaltres4viatgem.es
Viajando en furgo: Recorriendo Marruecos en camper
Un destino que inicialmente nos generaba algún reparo para viajar en furgo fue Marruecos. Y no porque nos faltaran ganas de ir, sino por los prejuicios que existen sobre determinados lugares que pueden hacer que te plantees ir.
En cuando dijimos que iríamos a Marruecos con las niñas comenzaron a asaltarnos con una lluvia de preguntas de todo tipo: “¿cómo serán allí las carreteras para ir con la furgo?”; “¿qué comeréis allí?”; “¿Marruecos es seguro?”;…
Lo mejor que pudimos hacer fue no hacer caso a todos esos comentarios y lanzarnos. El país nos pareció alucinante. Las carreteras están bastante bien en general, ¿La comida? ¡Buenísima! Podríamos estar comiendo “tajine” todo el día. No tuvimos sensación de inseguridad en ningún momento sino todo lo contrario, nos encantó la amabilidad de la gente y lo bien que nos trataron en todo momento. Como en todos los viajes hay que ser prudentes y respetuosos y no olvidar que una buena sonrisa abre más puertas que el miedo o la desconfianza, que suelen venir casi siempre de la mano del desconocimiento.

Toda la información de los viajes de esta familia furgonetera (y mucho consejo camper) en viajandoenfurgo.com
Wildkids: Grandes rutas en bicicleta
Viajar en bicicleta, “a la velocidad de las mariposas”, es libertad, es ecológico y por supuesto, es muy divertido. Pero viajar en bicicleta puede ser en ocasiones también un problema logístico… que si además viajas con niños, se convierte fácilmente en una odisea homérica. ¿Cómo llevo las bicicletas y los remolques hasta el punto de inicio? ¿Hasta cuántos kilos puedo llevar en el avión? ¿Las podré subir a un autobús? ¿Cómo cargar con la tienda, los sacos, el hornillo, la ropa, biberones, pañales, juguetes…? ¿Qué ocurre si tengo una avería? ¿Cuántos kilómetros se pueden hacer al día? ¿No se aburrirán los niños con tantas horas pedaleando? ¿Dónde dormiremos cada día? ¿Qué comeremos? ¿Y si llueve?… así ad infinitum.
Muchas de estas preguntas, y alguna que otra más, nos las tuvimos que hacer cuando recorrimos Islandia en bicicleta con nuestra hija mayor, que entonces tenía 2 años, y más recientemente cuando recorrimos el Danubio desde su nacimiento a la ciudad de Budapest, ya con nuestras dos hijas. Todos son incertidumbres e incógnitas. Imaginar todo lo que puede ocurrir, buscar información, preguntar a otros viajeros que han tenido una experiencia similar en ocasiones puede llegar a ser más intenso y entretenido que el propio viaje.
Uno siempre tiene la sensación de que todo es muy complicado, pero una vez se comienza a dar la primera pedalada todos los problemas quedan atrás, tan solo queda la libertad, los espacios abiertos y la diversión, y la única pregunta que te viene a la mente es por qué no habré hecho yo esto antes.
Si lo tuyo son los viajes en familia y la naturaleza no dejes de seguir sus aventuras en Wildkids.com
Como habrás podido observar y leer, a todos, por muchos viajes que tengamos a nuestras espaldas, siempre en algún momento nos han surgido esos miedos e incertidumbres que están por ahí acechando, pero una vez nos hemos atrevido con ese primer paso la cosa suele fluir de la manera más normal, y el disfrute en familia ocupa el lugar que le corresponde.
Dicen algunos expertos viajeros que viajar solo es algo que todos deberíamos experimentar alguna vez en la vida, y no vamos a ser nosotros quienes desmintamos tal afirmación; pero sí podemos decir que la alegría y la felicidad cuando se comparte es mayor. ¿Y qué mejor manera de compartir la alegría de viajar que realizando viajes en familia?
Si te ha gustado y/o parecido útil esta guía no dudes en compartirla, ya sabes…
¡Compartir es vivir!
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