Museos de Oslo. Tras la huella de los grandes exploradores
Los Museos de Oslo, como en toda capital que se precie, son una parte importante de la oferta cultural y de ocio. Nosotros en la ruta de 4 días en Oslo tuvimos la oportunidad de visitar unos cuantos de ellos. Y si bien todos los museos que vimos nos parecieron muy interesantes y visitables yendo con niños, queremos destacar los que ensalzaban el carácter aventurero de su pueblo.
Tabla de contenidos
Empezamos la ruta por uno de los museos de Oslo que no solo nos transportará a épocas de aventuras, si no que nos permitirá observar una excelentes vistas de la ciudad de Oslo y una parte importante de su fiordo.
Museo del Esqui o Holmenkollen
Vamos a ser sinceros, la gente no llega hasta aquí precisamente por el Museo del Esquí, lo que hace a la gente llegar hasta aquí es la posibilidad de subir a la rampa de salto de trampolín de Holmenkollen y disfrutar de sus vistas panorámicas. Pero nosotros vamos a romper una lanza a favor de su museo ya que, si uno quiere empezar a sentir el ADN aventurero del pueblo Noruego como propio, nos parece el sitio ideal para empezar las visitas del día.

Aparte de las exposiciones estrictamente referentes al mundo de esquí y el snowboard, donde se puede ver una evolución del material y un pequeño “Wall of Fame” con los campeones noruegos en las diferentes disciplinas, también podemos ver una serie de esquís antiguos que son una muestra del arraigo de esta disciplina entre los noruegos. Dentro de está muestra de esquís de época destacan los esquíes más antiguos del museo, datados en el año 600 dC, los más largos y pesados, de 3.75 metros y 11 kilos, así como algunas herramientas antiguas para trabajar la madera. Todo tecnología punta en su época.


Y por último, como no podía ser de otra forma, tienen un rincón donde se rinde homenaje a los exploradores polares. La parte más interesante del museo, por lo menos para nosotros.
Se nos presentan en esta sección a hombres como Fridtjof Nansen, que si bien su expedición más famosa es la travesía con el famoso barco Fram a través del océano Ártico tratando de llegar al Polo Norte (1893-1896) ya había demostrado ser un pionero de la exploración ártica realizado otra gran expedición con esquís a través de Groenlandia en el año 1888. Todo un avanzado a su época.
Otro de los nombres importantes de esta sección es Roald Admunsen, que se hizo famoso tras ser la primera persona en llegar al Polo Sur el 14 de diciembre de 1911 y vencer en una frenética carrera a la expedición británica liderada por el capitán Robert Falcon Scott, expedición en la que acabaron falleciendo todos sus integrantes en el regreso.
El nombre de Roald Admunsen está inscrito por méritos propios con letras de oro en la historia de las expediciones polares, ya que no solo es la primera persona en llegar al Polo Sur, si no también la primera persona en ver el Polo Norte, que no pisarlo, tras sobrevolarlo en el dirigible Norge en el año 1926.

También tienen cabida los exploradores más modernos en esta sección, donde están representados por Borge Ousland, que realizó una expedición en solitario al Polo Norte en el año 2001 y que, curiosamente, se pasa de vez en cuando por el museo del esquí a retirar parte de su material que todavía usa de vez en cuando al salir de ruta. Suponemos que debe ser ampliar el significado de lo que se llama una exposición itinerante.
Viendo uno los vídeos y fotos de estas expediciones más modernas puede uno tratar de ponerse en situación e imaginar las proezas que supusieron las aventuras de Nansen y Admunsen hace ya más de 100 años.
Museo Vikingo
Dentro de los museos de Oslo este museo te cambiará ligeramente los esquemas sobre exploración y descubrimientos que puedas tener de tus enseñanzas escolares.
Los vikingos ya habían pisado el continente americano en el S.X, puede que incluso antes, así que vete replanteando eso de ¿quién descubrió América? Quizás fuese más justo decir que los españoles conquistaron América, ya que los vikingos apenas pasaron de unos cuantos asentamientos en el norte del continente, en tierras de lo que seria la actual Canadá.
¿Te imaginas ahora un pueblo más explorador o aventurero que el vikingo? Se les puede considerar también, sin ningún tipo de lugar a dudas, unos exploradores de primera y quizás precursores de la navegación transatlántica con sus viajes por Terranova e islas cercanas.
Aunque no sólo se les atribuyen estos viajes. Alcanzaron prácticamente cualquier región costera de Europa entre los S.VII y S.XI e incluso algunos puntos del norte de África.
En el interior del Museo Vikingo podremos encontrar varios barcos -drakkars, dragones- en diferentes estados de conservación. Estos barcos fueron usados como cámaras funerarias y se hallaron bajo tierra después de haber sido utilizados como tumbas de los más pudientes de la época.

De los tres barcos que se pueden encontrar en el interior del museo el más antiguo y en peor estado de conversación es el Tune, un barco pequeño, ligero y rápido usado seguramente para el transporte de mercancías ligeras pero valiosas como, por ejemplo, las pieles.
El siguiente barco, el Gokstad, fue encontrado bajo un túmulo funerario de 5 metros de altura y 45 metros de diámetro hecho de torba y arcilla. El estar enterrado bajo arcilla hizo que su estado de conservación fuese excepcional y su restauración casi total, apenas teniendo que sustituir algunos tablones inservibles.
Si bien se desconoce quién fue la personalidad enterrada con este barco no cabe ninguna duda de que era un hombre rico y poderoso, a pesar de no haberse encontrado joyas en la cámara funeraria situada en la popa del barco, debido al saqueo de los ladrones de tumbas, se hallaron 64 escudos, varias pequeñas embarcaciones y hasta restos de una veintena de animales enterrados junto al barco. Sin duda sus descendientes querían que fuese bien acompañado en su última travesía.
Y llegamos al barco mejor conservado de la exposición, el Oseberg, un barco restaurando a conciencia –se tardó 21 años en su restauración– donde prácticamente el 90% de lo que vemos son materiales originales de la época, aproximadamente el año 830 dC. Tanto la proa como la popa están talladas con ornamentación animal para finalizar con una elegante espiral.


Este barco vikingo fue usado como tumba para dos mujeres, una de muy avanzada edad y otra más joven que quizás se sacrificó para acompañar a la persona mayor al mundo de los muertos. De lo que no cabe duda era de su importancia dentro de la sociedad debido al gran número de pertenencias y animales con las que fueron enterradas.
Algunas piezas de las que se encontraron en el barco pueden ser vistas en el museo, como cabezas de animales talladas en madera y adornadas con plata, un pequeño carruaje e incluso un trineo con diversos motivos tallados.
A pesar de su pequeño tamaño, el museo vikingo es uno de los destacados dentro de los museos de Oslo.
Museo del Fram
Para nosotros el mejor dentro de los museos de Oslo sobre la temática de exploración, muy recomendable si viajas con niños, y si viajas sin niños, también.
Todo el museo gira alrededor del barco de exploración polar “FRAM” siendo el principal protagonista de la visita. Una de las curiosidades que demuestran que el barco es eje principal del museo es que el propio edificio del museo está construido alrededor del barco, primero llegó el barco y todo lo demás se construyó a posteriori.

El barco se puede visitar por dentro, donde podremos observar bastantes objetos de la época y, alrededor del mismo, hay toda una exposición referente a la exploración polar.
Uno de los museos de Oslo más interactivo, donde se puede ver y “experimentar” algunas sensaciones, como la máquina que pone a prueba nuestros reflejos, otra que permite medir nuestra fuerza y hacernos una idea del peso que arrastran los perros en los trineos e incluso un simulador de tiro para que afinemos nuestra puntería y ver que tal se nos daría la caza como método de supervivencia.
Poder subirse a este barco es sin duda un gran aliciente de la visita, ya que es todo un icono de la historia de la exploración polar al vivir tres grandes expediciones, siendo además la última de ellas de gran relevancia mundial.

La primera expedición la vivió bajo el mando de Fridtjof Nansen entre los años 1893 y 1896, donde la idea era dejarse atrapar por el hielo para que la deriva de las corrientes que intuían los exploradores le acercase lo máximo posible al Polo Norte.
Para ello mandó construir el Fram realizando unas cuantas modificaciones de los diseños tradicionales, siendo las más importantes una quilla y proa más delgada y unos costados reforzados junto a unas hélices y timón retráctiles, para así al ser atrapados por el hielo que se elevase sobre él sin sufrir el barco daños.

Tras pasar dos inviernos atrapados en el hielo soportando temperaturas próximas a los -40ºC y comprobar que la deriva finalmente no les iba a acercar los suficiente al Polo Norte, Nansen y su compañero Johansen abandonaron el barco y trataron de llegar a pie, aunque tampoco lo consiguieron. Todavía pasarían otro invierno más atrapados en el hielo antes de poder liberar el barco y dar por finalizada la expedición.
Sobrevivir a tres inviernos atrapados en el hielo le dio el sobrenombre al Fram de “El irrompible” y la confianza en él para ser utilizado por otros exploradores en siguientes expediciones, como la que llevó a cabo Otto Sverdrup al tratar de bordear navegando las tierras de Groenlandia entre 1899 y 1902, aunque tampoco lo consiguió.

La última gran expedición en la que intervino, que finalizó con éxito y, que además, significó la conquista del Polo Sur fue en la que sirvió bajo el mando de Roald Admunsen.
El gran explorador noruego, tras culminar la expedición del Paso del noroeste, le compró el barco a Nansen y a finales del año 1910 partió rumbo al Polo Sur.
Tras unos primeros meses de preparación en tierra antártica depositando almacenes de comida en diferentes puntos del recorrido inicial se retiraron al campo base a principios de Abril de 1911 ante la llegada del invierno, y la desaparición con este del Sol que trajo temperaturas de hasta -56ºC, para iniciar la auténtica carrera a finales de Octubre y consiguió su objetivo sobre el 14 de diciembre de 1911, la conquista del Polo Sur.
El museo del Fram es la auténtica joya de la corona dentro de los museos de Oslo.
Museo Kon-Tiki
Este es el museo donde se encuentran los barcos utilizados en sus viajes por un explorador mitad soñador y mitad loco, licencia mía, ya que un poquito loco hay que estar para realizar los viajes que hizo Thor Heyerdahl.
El Kon-Tiki es el barco a modo de balsa que usó para la navegación, en el año 1947, desde Perú a la Polinesia usando las corrientes marinas que cruzan el océano Pacífico. Tardo 100 días en realizar la travesía y con ella quería demostrar que estas travesías podían haber sido perfectamente realizadas por los pueblos de la América precolombina.
Como no tuvo suficiente con aquella travesía, en el año 1969, tras escuchar que tampoco esos viajes hubiesen sido posibles entre el norte de África y América antes de la influencia europea, construyó un barco de paja, llamado Ra, con técnicas tradicionales y se lanzó a la travesía del Atlántico. El barco se hundió y tuvieron que ser rescatados, pero al año siguiente modificó el diseño y si pudo lograr la azaña con el Ra II
Ambos barcos, el Kon-Tiki y el Ra II, se pueden ver en el museo junto a varios objetos de las mismas expediciones y muchas otras que realizó.


Dentro de los museos de Oslo dedicados a la exploración puede resultar interesante, pero si llegáis justos de horario como nos pasó a nosotros, yo no le quitaría tiempo de visita al museo del Fram, ya que es mucho más interesante y bien merece una visita a fondo.
Museo del Pueblo Noruego
El museo del pueblo noruego, si bien no es exactamente uno de los museos de Oslo dedicados a la exploración, es un complemento ideal para esta ruta de museos.
Situado en la península de Bygdoy, relativamente cerca del museo vikingo, se trata de una instalación al aire libre donde se puede observar más de 150 construcciones que forman una muestra de la arquitectura y formas de vida del pueblo noruego. Se podría decir que se trata de una especie de Noruega en miniatura.
Abarca construcciones desde el s.XII prácticamente hasta la actualidad, destacando especialmente entre ellas los edificios que conforman la granja de Telemark y la espectacular iglesia de madera mandada a desmontar de GOL, su lugar de origen, por el Rey Óscar II a finales del s.XIX para ser reinstalada en el recinto del museo.

Durante el fin de semana se puede combinar la visita con diferentes muestras de flocklore tradicional y mercadillos varios, de ahí viene el otro nombre con el que es conocido, y que es su nombre oficial en Noruega, el Museo del Folclore Noruego.
Cuando uno viaja con niños y le gusta visitar museos siempre entra a ellos con cierta preocupación de si se van a aburrir, si nos van a dejar disfrutar de la visita, si estarán adaptados para que a los niños les resulte interesante, etc, etc … Os podemos asegurar que en la visita a estos cuatro museos podremos encontrar suficientes recursos como para hacer que los más pequeños de la casa pasen un entretenido día jugando a ser exploradores polares o temibles vikingos.
Otros museos de Oslo que pueden resultar interesantes
Durante nuestros días de viaje visitamos otros museos de Oslo, como la Galería Nacional de Arte, el Museo Munch o el Museo de Historia, si quieres más información sobre estas visitas puedes seguir los siguientes enlaces.
Museo Munch
Galería Nacional de Arte
Museo de Historia
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